Michelle jacotey
La leggenda della Hacienda infestata di Cholul Yucatan in Messico La leggenda che è più raccontata nello stato dello Yucatan è quella del tesoro infestato di Cholul, tuttavia, né alle autorità né ai residenti piace parlare del problema di quanto sia agghiacciante, dicono persino che dopo 5 Nel pomeriggio, l'ingresso al luogo appare buio e desolato, quindi la gente evita persino di passare. Ci sono due versioni che gli abitanti dello Yucatan hanno del Tesoro, perché dicono che in entrambe le finali sono state tragiche. 1a versione: nel 1910 un personaggio famoso divenne famoso per quanto trattava male i suoi operai, al punto da buttare via i pochi soldi guadagnati con molto sforzo. Un giorno gli impiegati, stufi dei maltrattamenti, aspettarono che il loro datore di lavoro arrivasse in viaggio per affrontarlo e dargli il dovuto. Appena usciti dalla sua macchina, gli operai si avventarono su di lui e lo picchiarono ... quando pensarono che l'uomo fosse morto, provarono a spogliarlo di tutto ciò che indossava, ma con sua sorpresa scoprirono che l'uomo aveva una coda molto simile a quella del diavolo che li ha fatti correre terrorizzati. Argomento correlato: La leggenda dell'Aparecida nel Real del Monte. 2a versione: questa leggenda narra che un paio di operai dedicati alla produzione di henequen erano molto innamorati e in procinto di sposarsi, ma una notte prima del matrimonio un altro operaio ha violentato la futura moglie. Juan, come veniva chiamato chi si sarebbe sposato, venne a conoscenza di ciò che accadde ed era tanta rabbia che sentì di aver afferrato un machete e corse a tagliare la testa dell'aggressore. Poco tempo dopo, la colpa non lo lasciò vivere e decise di riattaccare per togliersi la vita. I genitori di Juan erano famosi stregoni e quando vennero a sapere della morte del loro figlio lanciarono una pesante maledizione sul Tesoro e sulle persone che vivevano lì; Quindi, da quel momento in poi, verrà scatenata la famosa maledizione che farà sentire gemiti e grida fino ad oggi. La fama degli eventi paranormali accaduti nel Ministero del Tesoro è così grande che molti gruppi di stregoni, gruppi satanici e curiosi vorrebbero entrare per indagare, e si dice che ci siano così tante attività che la gente sospetta che fosse aperto un portale per l'inferno, perché anche in In uno degli ingressi puoi vedere una stella a 5 punte e un cartello che dice: Benvenuto Satana.
Michelle jacotey
La leyenda que a continuación les presentamos, al parecer ocurrió en un poblado antiguo de lo que hoy es el municipio de Maní en yucatan mexico en el año de 1894. Hoy en día este sitio ya no existe, pues ahí se construyó una carretera que actualmente atraviesa Teabo rumbo a Akil. En aquellos tiempos había una hacienda en donde vivía una familia con sus dos hijos de nombres Armando y Ricardo, de 11 y 10 años de edad, respectivamente. Su papá era el capataz de la hacienda, por lo que debido a su labor, casi nunca convivía con ellos. Una noche su madre les dijo que no se vayan a jugar en el monte porque ahí asustan y la gente rumoraba que rondaba el diablo. Sin embargo Armando y Ricardo comenzaron a ponerse a jugar y, sin darse cuenta, ya estaban dentro del monte; entonces pensaron en que podían aventurarse y caminar un poco más dentro del mismo. Y como no les ocurría nada ni veían ningún peligro continuaron jugando, pero a la hora de regresar se encontraron con un pequeño camino de rocas que conducía a un pozo. Las monedas Acecharon y decidieron sacar la cubeta para ver qué tenía, pero al empujar la soga y ver la cubeta descubrieron que no había nada en el interior, aunque sí estaban talladas en el fondo dos palabras: “tengo hambre”. Al leer esto, ellos pensaron que a lo mejor un señor vivía ahí, así que de inmediato fueron a su casa, agarraron una pieza de pollo y regresaron al pozo, metieron la comida a la cubeta y gritaron hacia el fondo que ahí le habían llevado un poco de alimento. Al otro día, regresaron al pozo y cuando sacaron la cubeta notaron que esta tenía una moneda de oro; asombrados pensaron que era una especie de paga por la comida, por lo que decidieron hacer lo mismo, llevar más comida para ver si les daban más monedas. Así lo hicieron varios días, hasta que una noche, el capataz, quien estaba alcoholizado, vio que sus hijos tenían varias monedas de oro; les preguntó de dónde lo habían sacado y ellos dijeron que en el pozo. Cegado por la ambición, les exigió que al día siguiente por la mañana les mostrara el sitio exacto en donde estaba el pozo, para después mandarlos a su casa; entonces el capataz decidió meterse al pozo ayudado de la soga, pues pensaba que podía haber ahí un tesoro. No pasó mucho tiempo cuando se escucharon gritos y golpes dentro del pozo, pero los niños pensaron que su papá lo hacía nada más por asustarlos. Al día siguiente la madre de los pequeños se dio cuenta asustada que su marido no había ido a trabajar el día anterior y tampoco había ido a dormir por la noche, por lo que los niños le dijeron que lo vieron por última vez en el pozo. Terrible hallazgo Cuando acudieron a ese sitio, la señora reconoció el pozo y recordó que tenía fama de “sitio maldito”, y cuando vio a un costado del brocal el sombrero de su marido sospechó lo peor. Decidieron sacar la cubeta para ver que encontraban y se sorprendieron al ver que había muchas monedas de oro, pedazos desgarrados de la ropa del capataz y al fondo de la cubeta otra leyenda escrita que decía: “gracias por la comida”. Atemorizados soltaron la cubeta, cayendo esta hasta lo más profundo del pozo, luego lo cerraron y de inmediato abandonaron la hacienda para olvidar ese terrible día. No cabe duda que como en muchas ocasiones, la ambición de una persona le puede ocasionar un final funesto y trágico; se dice que en varios pozos de Yucatán habita el demonio y trata de “comprarte” con dinero en busca de llevarse tu alma. Hoy en día los pozos casi ya no se usan y quizás por ese motivo esta leyenda ya no es muy conocida. Agradezco al joven Carlos Martínez Villagrán de la ciudad de Mérida que nos haya compartido este relato del Mayab a todos los lectores.
Michelle jacotey