Ana Costoya
Hace más de 2000 años Buda dijo: "El hombre que tiene miedo, busca refugio en los montes, en los bosques sagrados o en los templos. Sin embargo tales refugios no sirven, pues allí donde vayas, tus pasiones y tus sufrimientos te acompañaràn". Cuando Buddha hizo esa reflexiòn en las ciudades no había coches, ni semáforos, ni internet, ni mòviles, ni ordenadores, ni wifi, ni microondas, ni satélites... Seguro que si Buddha hubiese nacido en esta época sus pensamientos e ideas hubiesen sido distintas, y diria algo parecido a esto: "El hombre que tiene miedo busca refugio en las ciudades, en las calles caòticas y locales llenos de gente. Sin embargo tales refugios no sirven, pues allà donde vaya, sus pasiones y sus sufrimientos le acompañarán". Para el ego es más fácil evadirse entre la multitud y el ruido de las ciudades que en la tranquilidad de la naturaleza. En los pueblos no hay tantas distracciones, solo el silencio y tú, face of face, cara a cara, no es tan fácil evadirte. En la ciudad el ego se nutre, se cristaliza, se fortalece, pero en la naturaleza pierde todo su sentido: no necesitas impresionar a nadie, ni ir a la moda, no hay gente, ni escaparates, ni espejos donde pueda verse reflejado el ego. Cuando el ego se va muriendo poco a poco experimentas una angustia existencial. Hasta que no te enfrentes a esa angustia, a ese vacío, a ese miedo, y saltes por el precipicio, no encontrarás la verdad ni serás feliz. Da igual que estés en la ciudad o en una cabaña del bosque, tus miedos siempre te acompañaràn, podrás evadirte llenando ese vacío existencial con ruido, o al revés, tapando el ruido con silencio mental, pero eso seguirà estando ahí hasta que no le plantes cara y lo enfrentes. El día que decidas ser un guerrero y plantarle cara a tus miedos, ese día te liberarás, y ese día puede ser hoy. Puede ser ahora. Jai
Ana Costoya
Ana Costoya