Michel Morales Saura
La flor de la libertad. La mariposa blanca siempre fue símbolo de cubanía, gala nacional y grito de libertad. Cuando la imaginamos, pensamos en mujeres escondiendo mensajes subversivos y, llevada en ropa o cabello, manifestando al opresor que se anhelaba una Cuba independiente, soberana y unida. Nace la Mariposa como Flor Nacional en 1936, elegida para representar a Cuba en el Jardín de la Paz, Argentina, porque tenía una historia entretejida en la matriz nacional y representaba sus valores esenciales. Fue una selección especializada, pero al ser verdaderamente una expresión de sentimientos, sueños y premisas asumidas por la mayoría del pueblo en esa época, tuvo un efecto multiplicador en la cultura e identidad patria, haciéndose parte de lo profundamente raigal; a lo cual nunca debería renunciarse y menos olvidar. De los símbolos no se vive, pero a los símbolos sí hay que atenderlos, protegerlos, socializarlos y meterlos todos los días en el alma cubana, porque si no llegan otros que nada tienen que ver con esta nación, íconos extraños con doctrinas enfermizas, para calar en las mentes que se forman sin estirpe propia. Fue elegida, desde lo botánico y social, por su antigüedad, expansión, encontrarse en humedales, estar presente en toda la república, así como por su elegancia, perfume delicado, fácil propagación y cultivo y su enorme popularidad al ser utilizada en perfumería y adornos; además de mil razones agregadas que inspiraron después, como que nace en una misma espiga, como la unidad, con su corola blanca llena de la paz que se quiere, sus tres pétalos, y hasta su androceo, acogiendo con elegancia al gineceo en el filamento, como distinguiendo la suprema sensualidad y extraordinaria fortaleza de la mujer cubana. Sencilla, bella, elegante, criolla y siempre pareciendo digna; todas las personas nacidas en esta tierra deberían seguir asumiéndola, orgullosas, frente a quienes desean destruir la nación.
Michel Morales Saura
Michel Morales Saura
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