Giusy Gil Mammana Parisi

El diario de Fermina: cap. XVII

2020-07-04 03:57:25

Queridos estudiantes, hoy tenemos una expresión de la jerga juvenil argentina: "estar mal de la redonda". Significa estar mal de la cabeza. En el caso de la mamá de Fermina, bien podemos afirmar que le faltó un tornillo. Verdad que Fermina fue traviesa, pero lo de la mamá estuvo lamentable...

UN DÍA MUY SOMBRÍO: acto primero

Tengo mis defectos, lo reconozco, pero nunca le robaría a nadie. Sé muy bien que robar es pecado, es despreciable, afuera de ser un delicto punido por la ley. Ser hija rebelde y mentirosa también lo es, pero...che, no me regañen ahora, que ya tengo más que suficiente con mi madre. No me creía capaz de robar, por supuesto que no, pero las mentiras que Elisa y yo armamos para irnos a escondidas a la mansión de los Esquivel no le sentaron nada bárbaro. Prometía castigarme muy severamente, una vez en casa (siendo yo menor, la policía no podía enclaustrarme ya, no hasta la decisión de un juez que me declarara culpable del hurto del dichoso collar) y fue lo único que repitió incesantemente hasta llegar, entre hartas bofetadas. Pero mi abuela impidió que me pusiera de castigo, ya que lo ocurrido en la calle me bastó y sobró. Me encerró rápidamente en su cuarto (bueno, sin llave), donde Dieguito dormía profundamente. Angustiada, escuché el altercado entre las dos, como mi mamá empezó a tratar a mi abuela de suegra intrometida. Claro che abuela Renata no estaba de acuerdo con mi conducta rebelde, pero tampoco con la falta de control de mi madre hasta estar mal de la redonda. Ya tenía el rostro bien inchado entre los dichosos granos y las innúmeras bofetadas que recibí desde que salimos de la delegación (muriéndome de vergüenza por todo el camino, en cuanto la gente me lanzaba miradas, medio compadecida, medio burlona). Por eso mi abuela se interpuso. Mi madre siguió desquitándose con ella, hasta que rompió en llanto.