Giusy Gil Mammana Parisi

El diario de Fermina: cap. XII

2020-06-15 22:47:06

Queridos estudiantes, hoy vamos a hablar del asado: comida típica sea en Argentina que en el Brasil (donde se llama "churrasco", en portugués). Es carne a la parrilla/barbacoa, sea blanca que roja. Normalmente, en países como Argentina y Brasil, el asado se prepara en ocasiones de fiestas.

CASTILLO DESMORONADO

No sé cómo las dos, mi amiguita y yo, nos olvidamos por completo que Hortensia, la tía política de Carlota y Elisa (es cuñada de don Pablo, la mujer de su hermano) trabaja allí. Tal como la mamá de Elisa, Hortensia es empleada dómestica e infelizmente su tarea es en la mansión de los Esquivel. Nos topamos en el pasillo con ella en cuanto  íbamos hacia los vestidores y, por supuesto, nosotras no tuvimos ni un segundo para dar vuelta atrás a fin de que no nos viese. Si hubiéramos podido escaparnos, habríamos inventado una buena disculpa para contársela a nuestros nuevos conocidos y así salir corriendo rápidamente hacia la calle. Pero Hortensia nos agarró por un brazo. 

-Esta es su reunión en el colegio, ¿minitas traviesas? Y vos, Elisita, a tus padres no les va a gustar ni un pelo que los engañaste. 

Bueno, la mamá de mi amiguita y su cuñada son grandes amigas igual que Elisa y yo, por lo tanto la una debe de haberle contado a la otra de nuestra supuesta reunión en el cole. Hortensia me conoce bien, debido a que me ve en casa de don Pablo a cada rato y sabe que soy la mejor amiga de su sobrina: entonces no le cupo duda de que las dos mentimos. 

-Hoy debía ser mi día libre y estaba todo listo para que vinieran por el asado, pero ayer tu mamá me dijo que justamente hoy vos ibas a faltar porque tenías que ir con tu mejor amiga a su dichosa reunión de la escuela. Lo pospuse todo por vos y también tuve que incomodar a una colega por este cambio de día laboral. 

Así que fue un dichoso asado lo que nos traicionó a mi amiguita y a mí, pero no tuvimos ni un segundo para lamentarlo. Obviamente las exclamaciones en voz alta de Hortensia, rotundamente incapaz de callarse, llamaron la atención de todos los pibes, que así no tardaron nada en descubrir quienes en realidad somos Elisa y yo. 

Nunca olvidaré los insultos de William, ni sus risas y miradas sarcásticas. Dijo delante de todos que sabía que yo estaba ridículamente enamorada de él y, por supuesto, sin esperanzas. Como nunca fui bien pilla, ni siquiera fui capaz de negar lo que era cierto, por lo menos para guardar las apariencias y poner a salvo un cacho de dignidad que quizás aún me quedara. Elisa, por su parte, tuvo que soportar la indignación de Byron (claramente enojado por su mentira), expresada através de un silencio impenetrable y miradas gélidas.