El diario de Fermina: cap. III

UNA TARDE LLUVIOSA

Hola, amiguitos y amiguitas. Son las quatro de la tarde y estoy encerrada en mi cuarto...bueno, si es que las palabras "encerrada" y "cuarto" pueden adaptarse a la parte trasera del comedor, donde duermo desde cuando crecí y dejé el dormitorio de mis padres. Saben, mi casa es pequeña y no tengo mi propia pieza. Ni yo ni mi hermanito, que tiene que compartir la de la abuela. Mis padres no son ricos, tampoco pertenecen a la clase media, esta es la verdad. Pero de eso hablaré luego. 

Es una tarde lluviosa y aburrida. Se acuerdan de la vez que me pinté el pelo de color verde? Bueno, quería hacérmelo  rubio, pero no tenía el tinte correcto, entonces utilicé el lavavajillas. Pensé que iba a funcionar, pero no. El lavavajillas a mi pelo no le sentó nada bien. Ni a mis padres. Me pusieron de castigo por mi travesura y ahora no voy a poder salir con mis amigas a lo largo de um mes. En este momento se estarán preguntando si tengo el coraje de presentarme a la escuela con el pelo verde. Bueno, a la escuela tengo que ir, no hay elección. Y me convertí en el hazmerreír de todos mis compañeros. 

A doña Perfecta, mi profesora, lo del pelo no le hizo ninguna gracia. Y al final, mis padres se apiadaron de mí y me lo dejaron cortar para que la mayor cantidad de verde desapareciera. No me gusta este pelo corto, pero, otra vez, no tengo elección. Ahora mi viejo y largo cabello de color marrón oscuro no me parece tan aburrido como antes. Ahora lo aburrido es quedarme encerrada en casa sin poder salir con mis amigas ni con lluvia ni con sol. 

Por lo menos he aprendido una gran lección. Estoy pagando el precio de mi apuro. El apuro no siempre es algo bueno. La Biblia enseña que hay ocasiones en que él puede ser causa de desastres. Y también desobedecí a mis padres, que solo querían que esperara ser mayor para teñirme el pelo. Mejor si me voy a jugar con mi hermanito, ahora debe de estar despierto.

MIENTRAS FERMINA JUEGA CON DIEGUITO, SUENA EL TELE'FONO...