Giusy Gil Mammana Parisi

El diario de Fermina: cap. IV

2020-05-20 00:01:37

En este capítulo vamos a ver una peculiaridad muy importante de la variante argentina del castellano: el voseo. En España y en América central, en ambientes informales, la gente se tutea. En Argentina -y en general en el Rio de la Plata- se utiliza el voseo y eso produz algunos cambios verbales.

UNA LLAMADA SORPRENDENTE: acto primero

-Hola Fermina, ¿qué tal?

-Carlota, ¿sos vos?

Chicos y chicas, ¿quieren que les hable de Carlota? Es la hermana mayor de Elisa, mi mejor amiga.

Ella es la mujer que siempre quise ser. Tiene veintiún años y es muy guapa. Es alta y flaca, de grandes ojos negros y expresivos, tiene una larga melena de color castaño claro con rizos suaves y facciones bien proporcionadas. No es como yo. Ya es la hora que os diga también como soy yo. Primero, soy bien bajita, aunque flaca igual que Elisa y Carlota. No alcanzo ni el metro y cinquenta, por lo que en la escuela suelen burlarse de mí. Y de mi cara mofletuda, ni hablar. Soy una chica de aspecto sencillo, comun y corriente, de pelo y ojos marrón oscuro (perdón, de pelo verde... ¿se acuerdan?), cara redonda y mejillas gorditas. Y por culpa del pelo corto que ahora tengo, mi cara luce aún más cachetona. Creo que por eso los chicos nunca se fijan en mí. A lo contrario, Carlota tiene novio: se llama Andrés, el que nos gusta a todas las adolescentes que conozco, incluso yo...pero bueno, volvamos a la llamada.

-Si querida- me contesta Carlota -llamé para avisarte que Elisa no puede salir. No la esperes, está de castigo y aprovecho para decirte que va a ser lo mismo por todo este mes.

Aquí tengo que detenerme, tengo que evitar de soltar una carcajada. Bueno, mis padres y mi abuela me enseñaron que no hay nada que alegrarse al saber que mis compañeros estean de castigo, sino que tengo que mostrar temor de Dios. Y lo hago. Por lo menos trato de hacerlo. Pero, está bien claro que lo que ahora siento no es nada de alegría, sino increíble surpresa.  Por eso tengo que contener las risas. ¿Cómo puede ser que las dos -yo y mi amiguita Elisa- nos quedamos de castigo al mismo tiempo? Y ambas no vamos a salir con las compañeras a lo largo de un mes. Se lo voy a preguntar a Carlota. No hace falta que le diga que yo también estoy de castigo. ¿O quizás sí?