NECESITAMOS LLEGAR A SER HUMANOS.
Todos necesitamos tener a alguien de confianza en el entorno social y, de igual manera como procuramos brindar esa confianza a otros, requerimos también, ir construyendo, día a día, relaciones más afectuosas, más duraderas y estables. Depende de cada uno de nosotros, hacer realidad esta opción que la vida nos brinda. Es desde la familia, que comenzamos una labor de autoconocimiento y exploración integral de nosotros mismos, así como también, de ese ambiente vital familiar en que nacemos, crecemos y nos vamos desenvolviendo cada día.
Con el correr de los años, vamos descubriendo el "para qué" hemos venido a la existencia y tendemos a desempeñarnos u orientarnos por alguna profesión, arte u oficio con lo cual podamos servir a los demás.
Es al desplegar todos nuestros talentos o cualidades innatas como vamos desarrollando, en cada instante, nuestro potencial de seres humanos.
Al poner en práctica esa función o capacidad fundamental, nos vamos afianzando y, siempre en búsqueda de lo mejor para nosotros mismos y para los demás, nos proyectamos al mundo entero con todas nuestras fortalezas.
Como seres humanos, estamos llamados desde el infinito universo, aún antes de nacer, a dar lo mejor de nosotros mismos y, a realizar con nuestros pasos, un proyecto vital que realmente deje huella.
Somos viajeros por el mismo camino. Luchadores en tierras inhóspitas o en lugares rutinarios y circunstancias similares. Pero es allí, en medio de todo el acontecer diario, como vamos desarrollando todas las cualidades y características necesarias para ir construyendo al verdadero hombre o mujer que late en nuestro interior.
De ahí que, el Ser humano es un proyecto divino inacabado e inconcluso que espera el concurso o participación de cada uno de nosotros. Es el compromiso propio, la responsabilidad personal, el irnos adentrando en todo ese entramado mundo de nuestro "ser humanos", lo que nos va dando la certeza de estar cumpliendo una Misión fundamental que ningún otro o ninguna otra puede llegar a realizar. Sólo en ese momento comprendemos que estamos siendo realmente humanos. Y es todo un camino de vida el que nos corresponde transitar para llegar a ese logro: reconocer que podemos dar lo mejor de cada uno de nosotros; siendo así un "Ser Humano" completo e integral.
Tal es nuestra meta y en eso se nos va toda la vida.
Demos gracias a Dios por esa Luz que ha puesto en cada uno; por interesarnos en descubrir y llevar a cabo esa labor que nos permita reencontrar el sentido de nuestra existencia y del mundo que nos circunda: eso que nos hace plenamente Humanos.