jorge salazar

La legitimidad como catalizador de la participación electoral

2019-10-02 19:16:50

Articulo de opinión: la legitimidad como catalizador de la participación electoral, un punto de vista como muchos; pero, enfocado a la pluralidad del consenso, esta articulo en su primera parte.

La legitimidad, básicamente, es tener la condición de ser legítimo, y lo legítimo, se puede decir que es aquello que está conforme con las leyes o que cumple con las normas, por consecuencia, se puede decir que si un proceso electoral cumple con las normas, leyes vigentes para su realización, dicho proceso electoral es legítimo; pero,   en un Estado de derecho que se rige por el concepto de “Democracia”, que su significado etimológico en griego significa demos, mayoría, y cratos, poder; es decir, el poder de la mayoría, a esta característica, la denominaremos: Legitimidad de origen. Ahora bien, legitimidad de origen, que se refiere a la “mayoría”, ¿no debería ser más significativa? o ¿más relevante?, ¿estar establecida en las leyes como un factor que dé legalidad y por ende más legitimidad de origen a los procesos electorales?

Pero, como impulsar la participación de los ciudadanos (aptos para el ejercicio del sufragio) en todos los procesos electorales, primeramente, estableciendo el campo de acción, hay que impulsar la participación en toda la población electoral, y entendiendo “La Mayoría”, como la mitad más uno de dicha población electoral; no obstante, mucho dependerá de la organizaciones políticas (partidos políticos) que designen candidatos a los procesos electorales, estas organizaciones normalmente designan sus candidatos por consenso entre sus líderes, o como popularmente se denomina “a dedo”, y la asistencia de sus militantes al proceso electoral para apoyar a esos candidatos, quizás es, en su mayoría por obediencia partidista, no podrían garantizar que realmente la mayoría de los militantes de los partidos políticos conocen los atributos y habilidades personales de los candidatos, y por ende, consideran que son las personas más aptas y adecuadas para ejercer las funciones de los cargos a los que aspiran; ahora bien, estas organizaciones políticas pueden garantizar el apoyo de sus militantes a los candidatos designados, mas allá de una obediencia partidista, si realizan siempre las elecciones internas para los candidatos, estimulando la participación de sus militantes en procesos electorales (internos) no solo para que los militantes conozcan a los aspirantes y posibles candidatos; sino también, acercando, acostumbrando a los ciudadanos (sus militantes) a participar en procesos electorales, concientizando que su opinión es importante y vital para la democracia.    

Eso podría considerarse, un factor externo al proceso electoral para estimular de alguna manera la participación en los procesos electorales; por otra parte, considerando que muchos electores se abstienen de participar porque no se inclinan por ninguno de las opciones (candidatos), se podría considerar un factor interno en el proceso electoral el establecimiento de una opción, en los procesos electorales, donde los electores manifiesten su descontento por los candidatos en dicho proceso electoral, la opción de: “No me gusta ninguno de los candidatos”, con la intención de estimular la participación ciudadana, con el mensaje de que la opinión de todos los electores, de toda la población electoral es importante para el ejercicio de la democracia; de igual manera, con esto se complementa los procesos electorales internos de las organizaciones políticas; pero, hay que señalar una consecuencia segura de este planteamiento, que son las opiniones  adversas al establecimiento de esta opción, el principal argumento que esgrimirían muchos legisladores y actores políticos, sería que: Si en los procesos electorales, resultara la mayoría de los votos a la Opción: “No me gusta ninguno de los candidatos”, se debería realizar elecciones nuevamente, y eso equivaldría a aumentar el gasto público para la realización de los procesos electorales necesarios para obtener un proceso electoral legal  y legítimo (incluyendo la legitimidad de origen), es válido dicho argumento, y más en tiempo de crisis  económica; pero, se nos presentan varias preguntas, que debería ser respondida por toda la población, no solo la electoral, sino nacional: ¿La legitimidad de origen tiene precio? ¿Es más importante, ahorrar recursos financieros que obtener personas electas en un proceso electoral legal y legítimo que cuenten realmente con el apoyo de la mayoría dela población electoral?