Cafetito español

Alicia en el país de las maravillas

2019-09-17 19:35:42

Seguimos con la lectura de Alicia en el país de las maravillas.Tenéis el texto para leer mientras escucháis, así podéis practicar. Proseguiamo con la lettura di Alice nel Paese delle meraviglie. Avete il testo, in modo da leggere mentre ascoltate, e fare pratica.

II - Un charco de lágrimas



—¡Cada vez más extrañísimo! (stranissimo) —gritó Alicia. (Estaba tan sorprendida que por el momento se había olvidado (si era dimenticata) de cómo se hablaba correctamente)—. Ahora me estoy desplegando (mi sto dispiegando) como el telescopio más gigante que haya existido nunca.


¡Adiós, pies! —(Porque, cuando bajó los ojos - abbassò gli occhi-  para mirarse los pies, estos ya estaban casi fuera del alcance (della portata) de la vista, de tan lejos - da tanto lontano-  que se habían ido)—. ¡Ay, pobres piecitos míos! (poveri piedini miei) . Vaya uno a saber quién se ocupará ahora de ponerles las medias  (le calzey los zapatos (scarpe). Yo, al menos, no voy a poder, estoy segura. Voy a estar demasiado lejos (sarò troppo lontana) para ocuparme de ustedes: van a tener que arreglárselas (dovranno arrangiarsi) lo mejor que puedan…


«Pero va a ser mejor que sea amable con ellos —pensó Alicia—; ¡si no en una de esas se niegan a caminar para donde yo quiero ir! A ver, a ver… Ya sé, les voy a regalar un par de botas  (stivali) nuevas todas las Navidades (ogni Natale)».
Y siguió haciendo planes de cómo se las iba a ingeniar.
«Voy a tener que mandarlas por encomienda ( con un ordine) —pensó—, ¡y qué raro me va a parecer eso de mandarles regalos a mis propios pies! ¡Y qué extrañas van a ser las direcciones!


Honorable Pie Derecho de Alicia
Alfombra de la Chimenea, (tappeto del caminetto)
cerca del Guardafuegos.
(Con cariño, de Alicia)
¡Ay, Dios, qué tonterías estoy diciendo!».



En ese preciso momento la cabeza de Alicia golpeó (colpì) contra el cielorraso (soffittodel vestíbulo, y es que en realidad para entonces (già allora, già in quel momento)  Alicia ya andaba midiendo (stava misurando) algo más de nueve pies. Recogió  (raccolsede inmediato la llavecita dorada y fue corriendo hacia (versola puerta que daba al jardín.
¡Pobre Alicia! Lo más que pudo hacer  (potè fare) fue tenderse de costado (su un fianco)  para mirar con un solo ojo (occhiohacia el jardín; había menos esperanzas que nunca (c'erano meno speranze che mai)  de que pudiera atravesar la puerta.


 Alicia se sentó (si sedette) y se puso a llorar (si mise a piangere)  una vez más.
—¡Tendría que darte vergüenza! (dovresti vergognarti)—dijo Alicia—. ¡Una grandota como tú (tenía todo el derecho de decirlo) llorando sin parar! ¡Te digo que te calle(ti dico di tacere) ahora mismo!


Pero siguió (continuòigual que antes, derramando (versando) galones de lágrimas hasta que terminó por quedar rodeada (finì per essere circondata)  por un gran charco  (pozzangherade unas cuatro pulgadas (pollici) de profundidad y que cubría  (coprivamedio vestíbulo.


Un rato después Alicia oyó  (sentìun golpeteo de pasitos a lo lejos ( in lontananza) y se secó apresuradamente (si asciugò in fretta) los ojos para ver quién llegaba (chi arrivava). Era el Conejo Blanco, que volvía (ritornava), suntuosamente vestido, con un par de guantecitos blancos en una mano y un gran abanico (ventaglioen la otra. Venía al trote (arrivava al trotto), apurado (in fretta), murmurando para sus adentros mientras se acercaba:
—¡Ay, la Duquesa, la Duquesa! ¡Ay, lo que no me va a decir (quello che non mi dirà) por haberla hecho esperar!


Alicia se sentía tan desesperada, que estaba dispuesta a pedir ayuda a cualquiera (chiunque), de modo que, cuando el Conejo se acercó hacia (si avvicinò a) donde ella estaba, empezó a decir en voz baja y con timidez:
—Señor, por favor…


El Conejo se sobresaltó ( sobbalzò), dejó caer los guantecitos blancos y el abanico y se escurrió (scivolò) en la oscuridad lo más rápido que pudo.


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